UN SUSPIRO
A mi querida hermana Lola
Si llega a tu ventana una paloma
blanca y hermosa como el casto armillo,
recíbela en tu pecho, Lola bella,
y dale un beso en su rosado pico.
Que la paloma al recibir tus besos
ha de entregarte los que yo te envío,
y así unidos, mis besos con los tuyos
se han de convertir en «un suspiro».
México, marzo de 1865
Manuel Acuña