LUNA NUEVA
La noche ha vaciado sus ánforas
de rumorosa oscuridad
sobre las cenizas del día;
y en la invasión de sombras y murmullos,
que se va remansando como el agua
a la que imparte paz un lago,
se refleja, a manera de espejo
o como la luz en un muro
—imaginosa o despojada—
la memoria de un cielo abolido.
No sé lo que me quiere este recuerdo
que se abraza a su propia sombra,
qué hacen aquí las noches claras
perfumadas de jara y romero.
La voz del múcaro, la fruta
que golpea, al caer, la tierra
húmeda, el fuego fatuo
de los cocuyos, los insectos
que sierran las fibras del aire
están reclamando un tributo
a mis manos casi vacías.
Mi única dracma lanzo al aire
de la noche extranjera,
y veo cómo brilla y cómo asciende
donde no había luna.
Ángel Crespo