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AL TOQUE DE ÁNGELUS

A MI BUEN AMIGO EL DISTINGUIDO POETA SEÑOR JOSÉ RIVAS GROOT.

Subí la torre desesperado,
Contando solo sus muchas gradas.
De cuando en cuando triste tañía
Dobles a muertos una campana.
Llegué a la cuna... vi un horizonte
Lleno de sombras bajo mis plantas...
Anochecía... y el hondo valle
Ya cobijaba neblina blanca.

Al cielo entonces trémulo el órgano
Lanzó sus himnos y sus plegarias...
Tristes como ayes del que agoniza
Y al cielo quiere tender sus alas;
                    Como las tumbas,
                    Como las lágrimas,
                    Como las nieblas,
                    Como mi alma.

Torné la vista, quizás buscando
El dulce alivio de mis desgracias...
Aún tañía toques a muerto
Entre las sombras una campana.
Con tardo vuelo cruzar veía
Por el espacio nubes y garzas...
Anochecía... tan sólo el búho
En una ojiva su grito alzaba.
Con turbios ojos hallé en las sombras
Su hogar querido... su bella casa...
Ayer la cuna de mis amores,
Hoy el sepulcro de mi esperanza,
                    De mis canciones,
                    De mis baladas,
                    De mis ensueños
                    Y de mis ansias.

Dentro la iglesia los viejos monjes
De Dios contritos, imploran gracia.
Órgano y timbre, veleta y búho,
Unen sus voces a las plegarias.
Después se escuchan pasos... y luego
Vagos ruidos, y luego... nada.
Anochecía; vi al Occidente,
De trecho en trecho, marmóreas lápidas,
Sobre las tumbas de los que moran
En insondable perenne calma...
Y vi de un nicho volar al cielo
Una paloma de plumas blancas
                    Como la luna,
                    Como la escarcha,
                    Como los lirios,
                    Como las garzas.

Bajé la torre siempre contando
Una por una todas sus gradas.
Las densas nubes ya se escondían
Entre los flancos de la montaña.
Los tristes dobles llamando a muerto
Ya no se oían en la campana...
Callose el búho, ni la veleta
Gimió en su eje... naves y estatuas.
Órgano y timbre... vagos rumores,
Leves ruidos. ..todo fue calma.
Tendió la noche su negro manto.
Todo —sí— todo ¡cuán triste estaba!
                    Como las tumbas,
                    Como las lágrimas,
                    Como las nieblas,
                    Como mi alma.

Alejandro A. Flórez


Alejandro A. Flórez

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