FUGA INTERIOR
Las últimas palabras imposibles
cayeron en el hondo pozo de su garganta
con el rumor de lo que huye para siempre
en un gemido interminable.
Una brisa interior deshabitaba
de vida sus contornos casi yertos.
Yo presencié la cita.
Fue en el centro del alma
en donde coincidieron
el último rubor de sus mejillas
y el brillo de sus ojos, último.
Cuando expiró, sobre su mesa, los cristales
con blandas frutas vivas contrastaban.
Manuel Altolaguirre