DOLOR
Tras unos ojos negros,
dentro de una mirada,
ira y desorden ciegos
deseaban volcarse
para dañar mi vida.
Pero ¿qué son los sucios
charcos de otras conciencias?
¿Qué son y adónde alcanzan?
Yo, que hubiera querido
sentirme niño siempre
bajo la protección de aquellos ojos,
ahora sólo me importa
no pisar su destello
entre tanta miseria
como a mis pies existe.
Crecí sin saber cómo.
Hay dolor en la altura
del bien y el desengaño.
Hubiera preferido,
a esta soledad fría,
una ignorancia cómplice
al nivel de la tierra.
Manuel Altolaguirre