EPIGRAMAS

Aquí yace Blas Quiroga,
¡hasta el entierro hizo droga!

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Dicen que divina fue
la invención del matrimonio;
con tal invención, a fe,
mucho ha ganado el demonio.

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La hermosa doña Ventura
descansa aquí boca arriba,
porque cuando estaba viva
le agraciaba esa postura.

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Y ¿cómo es el diablo, madre?
dime, para entretenernos.
—Es viejo, feo y con cuernos.
—¡Si será el diablo mi padre!

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La virtud de Inés no ofendas,
porque me consta que Inés
es mujer de muchas prendas.
—¡Cómo que presta ocho al diezl

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Más de once mil, ¡no te asombres!
vírgenes el cielo encierra,
¿y que así busquen los hombres
una virgen en la tierra?

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Buenas cabezas, Tomás,
están del gobierno en torno;
pero a mí me gustan más
aquellas calientes de horno.

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Por qué llaman pretendiente
al que anda en pos de un destino?
—No lo sé; pero imagino
que es por aquello del diente.