NAVÍO DESVELADO, CORAZÓN MÍO
Navío desvelado, corazón mío,
que atraviesas la anchura de la desolación con tanta
tenacidad como inconsciencia.
Alguna vez, un faro tropieza en su barrido con tu
titubeante vaivén y, entonces, te sonríes y empavesas
tus mástiles para saludar a un quimérico puerto.
Resuenan, en la niebla, las bocinas, ebrias ante el presentimiento de
la proximidad y la brújula olfatea, serpentea, recorre cada radio,
atraviesa los círculos,
cerca el confín de la distancia.
Pero el horizonte, imperturbable, sólo muestra tu íntimo
precipicio, tu inabarcable desierto interior.
Ana Rossetti