CONTRA LOS ENCARECIMIENTOS DE LAS COPLAS ESPAÑOLAS
Los misterios ascondidos
destas letras que se siguen
A NAdie de los nacidos
podrán mostrar sus sentidos,
que mostrar no les obliguen
sentimiento.
Yo por mi parte ya siento
lo mucho que amor os debe,
pues en un nombre tan breve
encerráis tanto tormento.
Y porque de fenecer
tenga más razón el hombre,
acordastes de poner
mil letras al padecer
y solas tres en el nombre.
Con las cuales
hacéis tiros tan mortales,
al que se os pone delante,
que una sola consonante
hiere más que dos vocales.
Acaba do comenzo
vuestro nombre y mi deseo
y comienza do acabó,
porque nunca acabe yo
de desear lo que veo.
Mi pasión
da voces al afición,
que tras la red se le esconde
y en tres letras le responde
vuestra esquiva condición.
Aquí, dice la primera:
No hay, dice la segunda:
Amor, dice la tercera:
ved que sin haber espera
quien en tales piedras funda
su esperanza.
Que puestas en ordenanza,
respondiendo a mi dolor,
dicen. Aquí No hAy amor
que asegure de mudanza.
Mi alma que penas tiene
da voces diciendo A.
y porque de veras pene
responde luego la N.
que junto con ella está.
No os quejéis
que pues en medio me veis,
claro está que soy el medio,
y qu'el mas cierto remedio
es que d'el desesperéis.
Vuestra merced me le de
pues vuestro nombre le quita:
que aunque servido no os he
A NAdie más que a mi fe
debéis, porqu'es infinita:
libertad
para amor y caridad,
sobrale a vuesa merced,
porque no hay cárcel ni red
que prenda la voluntad.
Cristóbal de Castillejo