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HAS MEDIDOEL TIEMPO DE TU CORAZÓN...

Has medido el tiempo de tu corazón
Esa rosa inmensurable que se pierde
cada día por ausencia de mirada
por dejarla, denegada y ganar el
tiempo: escoria que lo pierde. Misterio
renovado llena la fuente al instante
que rebosa, de la rosa nuevamente
la conciencia. Has medido el tiempo de
tu corazón Cuando el benteveo en su
esplendor de siena y amarillo posa
sus patas sobre la rama de aguacate
y aletea: la escena es una ofrenda
de naturaleza viva en el minúsculo
artificio de la casa ciudadana
Lo que no es propio ni es ajeno: por música
se revela regulado el corazón
como rosa infinita a la conciencia

Es lo que persiste aunque no lo miremos
y aparece con el signo de lo eterno
Gracia inaudita vive en ti un poco menos
quizás, que en el resto de las cosas vivas
y un poco mas, en la dicha de nombrarlas

Oh Señora, la sabiduría es tonta
Acrisolado y hondo ojo del benteveo
que llega al patio para comer la fruta
borravino de la lantana. Hubiera
podido salvar a la lombriz que observo
agonizar en el pico de su dueño
Goce terrible de la necesidad
suspende mi mirada, y lo contempla
No tocar es habito contra natura
de mi especie. Llevarme que: una viscera
espejeada del Osorno para muestra
en los cuartos de la casa. Cuando la
asi en mis manos quemaba. Ella hablo
y fue la voz de los repliegues de toda
la cordillera. Trate de abandonarla
y no pude. Me acerque a la boca del
crater temblando con esa piedra. Has
visto la boca de un crater La hondura
negra se ofrece ornada de helecho y musgo
donde los pajaros se posan. Edén
irresistible del retorno. A mi
o a la piedra a quien desee lanzar, reparo
de aquel desgajamiento No!, grito, aun
no es tiempo y lo hecho, hecho esta. Suave luz
de la tarde en las cordilleras del sur
Un mundo sin nombre para lo propio y
tatuado por los nombres de lo ajeno
Que pavor me toco en ese instante no
lo se. O fuera lo buscado, aquello
que me hizo ir: voz de la piedra viva

desgajada por volverse signo de
esa belleza integrada del torrente
azul y verde: saltos del Petrohue

Oh Señora, la sabiduria es tonta
y nada pierde ni gana el corazón
No hay conquista de la tierra si a la tierra
solos, como un alma a solas se retorna
Con la magia de los antiguos marco un
altar. Piedras del sur, y piedras del norte,
piedras que hablan de las laderas o bajo
el agua. Caminar la tierra y tocarla
Mahatma Kiepja gran alma, he aquí tu herencia

autógrafo

Diana Bellessi


«Sur» (1998)

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