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DÍA CON SOL

(A las Directoras del Colegio Pestalozziano,
Señora Eva Googing de Cárdenas y Señorita Paulina Googing)

Y Adán soñaba, y al soñar veía,
Medio oculta en neblina vaporosa,
Una etérea visión, que descendía
Con resplandor y majestad de diosa.

Y se acercaba más, y a su presencia
Sintió el deseo ardiente, de improviso,
De confundir con ella su existencia,
De repartir con ella el Paraíso...

¿Por qué las brisas, al pasar, tan suaves?
¿ por qué tan puro el resplandor del día?
¿Por qué tan dulce el canto de las aves
Mientras el hombre en el Edén dormía?

Porque queriendo ahorrar penas y enojos
Al hombre en su camino comenzado,
El señor quiso que, al abrir los ojos,
Mirase Adán su sueño realizado.

Y como prueba de su amor profundo
Envió á la tierra de un soplo soberano,
Y permitió que descendieran al mundo
La augusta madre del linaje humano.

Y surgió la mujer —do la figura
Se ostentaba del hombre— solitaria,
Y con ella el amor y la hermosura,
El arrullo, el perdón y la plegaria.

Surgió la esposa que el hogar convierte
En rincón tibio do la dicha mora,
Y anima al hombre en lucha con la suerte,
Y le enjuga las lágrimas, si llora.

La madre que en hogar tranquilo y santo,
De la virtud ceñida la corona,
Las suaves notas de amoroso canto
Junto á la cuna de su niño entona.

La hija tierra, la rubia cabecita,
Que hace que sueñe la cansada mente,
Cuando prendida al cuello deposita
Su tibio beso en la paterna frente.

La abuela que adormece con cariño,
Sobre su canto, al nieto, conmovida,
Al contemplar lo que le espera al niño
En el rudo combate de la vida.

El ángel que con blanca vestidura
Y llevando en el rostro la alegría,
Va endulzando en el mundo la amargura,
En medio de los lechos de agonía.

La sabia institutora que su anhelo
Cifra en formar el mundo del mañana,
Y hace que encuentre la virtud modelo,
Y augusto templo la piedad cristiana.

                    *   *   *

Por eso eran las brisas tan suaves,
Y era tan puro el resplandor del día,
Y era tan dulce el canto de las aves
Mientras el hombre en el Edén dormía.

autógrafo

Diego Uribe


Diego Uribe

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