EL TORREÓN DE SAN LORENZO
¡Son demonios estos?
Piratas de América
Antaño el Malecón
no fue calle ni casas sino monte,
y allá en el Torreón,
cuando calla el sinsonte,
vigilaba un soldado el horizonte.
Azul, azul el mar,
como hoy lo ves entonces se veía.
Mas otro era el cantar
de la resaca fría
entre las rocas hacia el fin del día.
Una nerviosa mano
quizás crisparse vieras en la almena,
cuando un punto lejano
rayase la serena
llanura en paz con ágil nieve ajena.
¿Tal vez algún navío
que trae de Cádiz el perfume amado?
Puede que sea el sombrío
Demonio inglés osado,
el que va siempre con la muerte al lado.
El viejo Torreón
siente que nunca nadie abre su puerta,
pero en su corazón
la costa está aún desierta
y aguarda tenso el grito aquel de ¡alerta!
Eliseo Diego