PRIMER AMOR
Abro el balcón, y miro. En los balcones
de la casa de enfrente el sol de junio
juega con los geranios.
Me saluda
desde allí una muchacha: alza la mano, (1)
me hace señas, sonríe, y es más bella
que el fulgor del verano.
Los minutos
se aquietan en el cielo y acaece
mucha luz. Se diría
que un raro sortilegio ha detenido
el tiempo esta mañana.
Pero cierro
un instante los ojos, y al abrirlos
nada queda: ni casa, ni muchacha,
ni balcones con sol. De todo aquello
hace ya veinte años.
Eloy Sánchez Rosillo
Notas de la edición de «Las cosas como fueron: Poesía completa, 1974-2017»:
(1) Se sustituye
«desde allí una muchacha: alza la mano,»
por
«desde allí una muchacha:».