LA TRISTEZA DEL CAMPO
Está triste la campiña
Y me preguntas por qué
Con insistencia de niña;
Está triste la campiña.
Por la vida que se fue.
Y no lo está por las rosas
Con que los prados ornó,
Por las muertas mariposas,
Por los lirios y las rosas
Que el otoño deshojó:
Triste está por los capullos
Secos en la rama ya,
Por los nidos sin arrullos,
Y por las almas, capullos
Que no se abrirán quizá.
Ama y ríe, la pradera
Está triste, pero aquí,
En nuestra alma, es primavera;
Ama y ríe, la pradera
No se entristece por ti...
1893
Francisco A. de Icaza