EL MOMENTO EN QUE LA NOCHE TERMINA
Es como si de repente, en el aire,
muriese algo que vuela,
un indeterminado murmullo
de ecos que parecen
venir de un túnel blanco.
Y es también, desde luego,
el ruido de un vaso de cristal cuando se pisa,
su metáfora fría de élitros batientes,
la indecisión de las fieras nocturnas
frente al amanecer.
Si haces un balance de conciencia,
un recuento de magia y libertad,
verás una honda noche confusa que termina
y que se graba a fuego en la memoria,
pues no habrá amanecer que la destruya
ni luz que desmorone la tiniebla
de esa ficción al margen de la vida
cuando llegue el momento
de los pactos urgentes con la vida,
cuando llegue la hora
de rescatar del tiempo el espejismo
de aquella eternidad que fue un instante
detenido en el magma que fluía.
Felipe Benítez Reyes