SONETO XXXIX
¿Qué busco, ciego yo, con tan mortales
y ansiosas bascas? ¿Pienso que podría
satisfacer la sed inmensa mía
un mar de aquestos bienes (¿diré? ¿o males?)?
¿No vi ya? ¿No probé cuán desiguales
son de aquello precioso que ofrecía
su vanamente hermosa flor, que el día
robó, descubridor de engaños tales?
Paremos ya, paremos: que el sosiego
en sólo aquel un Bien que sin mudanza
mueve cuanto ve el sol, hallar podremos.
Mas ay, que cuando verle pienso, y llego
yo a asirle, me deslumbra, y sin tardanza,
cual rayo pasa, y ciegos le perdemos.
Francisco de Medrano