ERES INFINITA
Crueles espejos: la deshora.
Eres infinita.
Y el río no se alarga en tus ternuras
de sol.
Cuando niño, sollozaba:
apenas tenía tiempo para el mal,
para el sexo.
Y cuando joven
todo se reducía a trasunto de cristal,
a vejez prematura.
Eres infinita.
Y la granada abierta
me devolvió
al origen del cielo.
Es una sorpresa tener el párpado
en el vacío.
Húmeda púrpura inútil
que se prolongaba en el vaivén,
tan muda.
Una fuerza insana, apenas eco,
me vedó la compacta
contumacia.
Eres infinita.
Dispongo ya de una tregua invisible.
El árbol verde se escondió
bajo su lámpara
inanimada.
A pesar de todo, el preludio de entonces
se hace quemadura
sobre mi piel.
Cuando cae la noche sin semilla,
eres infinita.
La tiniebla semeja una ventana
absorta, insomne.
El musgo, la deshora,
el acaparamiento del astro
que no se ve,
la delgadez de la espiga
muerta.
Eres infinita.
Francisco Matos Paoli