EL PROPÓSITO DE UN AMANTE
Dulces himnos de alabanza
Al Amor sumiso entone
Quien su pérfida venganza
En el pecho no sintió.
Tal, inmóvil en la orilla,
Canta al ruido de las olas
Quien jamás en frágil quilla
El furor del mar probó.
Yo algún día por mi daño
En sus redes sorprendido,
Libre ya, su torpe engaño
Por do quier publicaré:
Del candor con la apariencia
Cubre artero su malicia;
Cual rapaz, finge inocencia
Con la venda engaña y ve.
Hiere aleve cuando juega;
Busca y huye a un tiempo mismo;
Amenaza cuando ruega;
Cede, y queda vencedor:
Falso el llanto y dulce acento,
Falsas son sus blandas quejas,
Falso al fin es su contento;
Cierto solo su dolor...
Mas perdona, Amor divino
Si rebelde osé agraviarte;
Ya a tu yugo el cuello inclino;
Vuelvo dócil a tus pies:
Ya, vencida mi porfía;
Torno alegre al cautiverio;
Tuya, Amor, el alma mía,
¡Mi existencia tuya es!
Francisco Martínez de la Rosa