CANCIÓN DEL NIÑO ALEGRE
Yo quisiera ser herrero
para una fragua comprar
con un yunque chiquito,
un martillo de cristal.
Veo que por el camino,
por el verde prado llano,
viene, pasito a pasito,
un herido «parroquiano».
Trae tres heridas abiertas
y muy vendada una mano.
Entra un caballo cojito.
—¿Por qué viene cojeando?
—Ha pasado un automóvil
y me ha dejado sin mano.
—Yo le pondré la herradura.
—¡No! ¡Que no puedo pagarlo!
Soy un caballito pobre.
¡No me la ponga de oro!
—Yo se la pondré de cobre.
—No me haga usted daño, que lloro.
—¡No sea usted miedoso, hombre!
Cante usted conmigo a coro.
Yo quisiera ser herrero
para una fragua tener
y a los burros pequeñitos,
y a los burros pobrecitos,
los zapatos componer.
Gloria Fuertes