LA TARDE INSATISFECHA
En este dedo indica si yo tuviera un ojo,
un ojo diminuto en lugar de la uña,
vería tantas tardes lo que hacen por los sitios,
mientras yo, como un gato boquiabierto, a la luna
contaría los postes de luz como guedejas;
—me estoy medio viviendo a los pies de tu armario—,
la tarde insatisfecha bodoquea temblando,
y tú (así para que nadie sepa quién eres tú)
ni siquiera me pasas la lengua por el pelo.
Hoy la piel de mis brazos huele a muerto hechizado
y mis huesos tambores salvajes bajo urna,
su sonido si tocas es un hondo gemido
que atraviesa la selva y violenta al tigre.
Gloria Fuertes