LA ESPERANZA TENAZ
Unas tras otras las noches
Pasaron, ¡oh mi esperanza!
Pasaron y nunca alcanza
Descanso tu intenso afán.
¡No desmayas ni te abates
Aunque vives sin sustento.
Y que cual humo en el viento
Tus ilusiones se van!
Tres veces ya sus albores
Dio al suelo la blanca luna;
Tres veces ¡ay! mas ninguna
Te dio la luz de tu amor.
¡Y tres veces salió el alba
Entre nácar y amaranto,
Y hállote envuelta en mi llanto
Y a mí sumida en tu error!
Conté al cielo tus visiones
Con patéticas querellas,
Mas el sol y las estrellas
Se burlaron a la par,
Y con el nombre adorado,
Que aún mandas al labio seco,
En vano fatigo al eco
Del valle, el monte y el mar.
Y aun tú alientas ¡oh esperanza!
Que por privilegio extraño
Los filos del desengaño
No te dan golpe mortal:
Y al herirte sin matarte
Más fuerte se hace, más fiero;
Como se aguza el acero
Si choca en el pedernal.
Así tu voz engañosa
Oiré en la noche y el día.
Arrullando la agonía
Del enfermo corazón.
¡Aguarda, dirás: aguarda!
Y el pecho creerá tu embuste,
Aunque la mente se asuste
Y se indigne la razón.
Junio de 1842
Gertrudis Gómez de Avellaneda