LA COSTA
Un tío mío que murió de resurrección (Borges)
es al que más veo en el aire, se me aparece
al menor descuido
con una carta en la mano, ¿qué habrá
en esa carta?
Lo cruel es la voladura, voy a
hablarle, a
preguntarle algo y adiós;
queda el hueco no más de él sin aura
con este frío.
Toco entonces mi corazón y es el cajón
el que resuella, ánimo
me digo, total no hay irreparable
y al oleaje coraje, remo
y más remo.
Lo que más veo en esta costa es agua
al revés de lo que siento,
vaivén y agua, unas rocas
repentinas, dos o tres barcas
con muertos.
Gonzalo Rojas