TURRIS EBÚRNEA
¡Ábreme, Torre de marfil, tus puertas!
el mal y bien, los hombres y la Vida
a ti no alcanzan, ni el amor que olvida
roba tu paz con esperanzas muertas.
Al crítico Satán, las aras yertas
y el mustio libro tu dosel no anida;
ni a la tribu de lengua dolorida
asilaron tus bóvedas desiertas.
Vive a tu amparo la Belleza: muda,
impasible, glacial; última diosa
que ornó de mirto el amoroso griego;
yo —como el ave que Minerva escuda—
quiero en la lumbre de su faz radiosa
¡apacentar mis círculos de fuego!
Guillermo Valencia