DE REGRESO
Cual mirada de amor, al valle manda
El sol su luz ardiente y ambarina,
Y al ocultarse tras la cumbre andina
Más se embellece cuanto más se agranda.
Y cuando asoma en la radiosa banda
Del poniente la estrella vespertina,
Los de la alegre jira campesina
Al pueblo vuelven en jovial parranda.
De la montaña en la sinuosa curva
La luna alza su disco, y por la cuesta
Sube gozosa la risueña turba.
Y al son del río el rasguear contesta
De tiples y bandolas, que perturba
La muda placidez de la floresta.
Ismael Enrique Arciniegas