LA COLEGIALA
Los domingos salía del colegio,
Después de misa, parlanchina y bella,
Y bajo el brazo, un libro: el «Florilegio»
De mis versos a ella.
Su hermanita mayor iba a su lado,
Pero trazas se daba en cada esquina
De volver a mirar. Yo, emocionado,
Y ella, siempre divina.
Y yo pensaba, oyendo rumorosas
Risas en el jardín: «¡Ave quién fuera!»
Mi corazón, para ofrecerle rosas,
Era una primavera.
¡Primeros versos! ¡Cantos de quince años!
¡Alegría, ilusión, placer y calma!
Hoy la lucha, el recuerdo y desengaños...
¡Y el dolor en el alma!
Ismael Enrique Arciniegas