EL BAJO MAGDALENA
VI
EL REPROCHE
Entre los temblorosos cocoteros
Sollozaba la brisa; y en la rada,
Del ocaso los rayos postrimeros
Eran como una inmensa llamarada.
Al oír mi reproche
Se apagaron en llanto sus sonrojos,
Y fue cual pincelada de la noche
El cerco de violetas de sus ojos.
Y al confesar su culpa,
Su voz era sollozo de agonía,
Y la blancura de su tez fingía
Del coco tropical la nívea pulpa.
Ismael Enrique Arciniegas