PRESENCIA DE AMOR EN LA ISLA
Aquí mi corazón dice "te amo"...
en la desenfrenada soledad de la isla
saliéndose en los ojos tranquilos del paisaje.
El mar asciende a veces la lápida del monte.
Es allá cielo verde, como queriendo auparse hasta mis manos.
La loma no ha crecido más alto que una espiga.
La tierra mira y crece.
Van detrás de los trinos saludando los pájaros
aquí mi corazón, cabalgando el paraje,
dice "te amo" en el verde lenguaje de los bosques.
Recuerdo que me hablaron una vez las estrellas
de un rincón enterrado, sin mirada y sin viaje,
algo así como un mundo detenido en su historia,
como un trino extraviado, como un ala sin ave.
Aquí quieren palomas detenerme el camino...
centinelas ardientes de un pasado inviolable.
Una paz retraída me columpia el espíritu,
y mis pasos se tumban, como muertos, al aire.
Entre el monte y el mar, por escala de estirpe.
¡Trinidad!, de leyenda me saludan tus calles.
Aquí mi corazón, desandándose el tiempo,
dice "te amo" en la sombra legendaria del valle.
Para mirarnos suben sus pupilas insomnes,
cuatro siglos de auroras tirándose al paisaje.
Julia de Burgos