XLII
¿Me preguntas por qué mi verso es rudo?
¿por qué no exhalo rimas melodiosas?
¿por qué mi labio permanece mudo
cuando te miro? ¡oh, sol de las hermosas!
Porque cuando el Dolor hinca los dientes
en el pecho, y rencores infinitos
muerden el corazón como serpientes...
no puede dar el alma... sino gritos.
Julio Flórez