SOL BLANCO
Ayer, cuando en el templo
el venerable párroco
te dio la comunión, yo te veía
palidecer, desde un rincón sagrado.
¡Y... nunca un sol más níveo.
tuvo más rojo ocaso,
de aquel sol de espíritu, la hostia,
al desaparecer tras de tus labios!
Julio Flórez