A ITALIA
En la viva esmeralda gigantesca
del mar, como una solitaria ondina,
hundes tu carne, luminosa y fresca,
saturada de púrpura latina.
Y en tanto que, sobre las olas miras,
pasar la procesión de tus bajeles,
cantan tus triunfos de anuncianas liras,
pintan tu gloria angélicos pinceles.
No hay sol como tu sol cálido y rubio,
Ni azul como tu azul. La sabia Grecia
volcó en tu ser su espiritual efluvio.
¡Nación ninguna, como tú, se precia,
de ostentar un fanal... como el Vesubio,
y una acuática flor... como Venecia!
Julio Flórez