SIN SABER POR QUÉ
Te tengo en el alma clavado lo mismo
que un dardo.
Eres en mi alma tal como una gota de llama
en un dardo.
Surgiste en mi alma como un «ojo de agua»
que ha brotado allí,
sin saber ni cómo, ni por qué, ni cuándo.
¡Sólo porque sí!
Manantial eterno que ya nunca, nunca
se debe secar.
Fuente en cuyas ondas todas mis estrellas
se han de reflejar.
Para mí tú tienes la atracción del agua,
el hechizo brujo que mana del río.
¡Yo no te soñaba, yo no te buscaba,
mas soy toda tuya y eres todo mío!
Juana de Ibarbourou