SONETO
LA FUGA INÚTIL
Tímido corzo, de cruel acero
el regalado pecho traspasado,
ya el seno de la hierba emponzoñado,
por demás huye del veloz montero;
en vano busca el agua y el ligero
cuerpo revuelve hacia el doliente lado;
cayó y se agita, y lanza congojado
la vida en un bramido lastimero.
Así la flecha al corazón clavada,
huyo en vano la muerte, revolviendo
el ánima a mil partes dolorida;
crece el veneno, y de la sangre helada
se va el herido corazón cubriendo,
y el fin se llega de mi triste vida.
Juan Meléndez Valdés