Oigo palomas en el tejado del vecino.
Tú ves el sol.
El agua amanece,
y todo es raro como estas palabras.
¿Para qué te ha de entender nadie, Tarumba?,
¿para qué alumbrarte con lo que dices
como con una hoguera?
Quema tus huesos y calíentate.
Ponte a secar, ahora, al sol y al viento
Jaime Sabines