SONETO
A LA MUERTE DE JOAQUÍN MURAT
Ese que yace en la sangrienta arena
espantoso cadáver destrozado
fue siervo obscuro intrépido sold[ado]
caudillo de las águilas del Sena.
Por él la gran Madrid de horrores [llena]
su celo y su valor vio castigado
cuando ministro de un feroz malvado
los nudos de amistad trocó en cadena.
Rey se llamó en Parténope, su intento
fue del Apóstol trastornar la silla
y alcanzar de los Césares victoria.
Vedle añadir al mundo un escarmiento,
ved como el cielo su soberbia humilla
y confunde en oprobio su memoria.
Leandro Fernández de Moratín