PAISAJES
IV
CLARIDAD
Tendió al ras de los campos su arco gigante el día,
Y rayó la alameda su dardo más viril.
En los álamos trémulos como el agua, reía
La fina luz dorada su alegría infantil.
El intrépido viento que levantaba el arco,
Acarreaba en translúcidas olas la inmensidad,
Y rodaba como una botella por un barco,
Al bascular el ámbito de la serenidad.
Y abría hoyos azules en los bosques espesos,
Como un profundo toro con su triunfal testuz;
O lanzaba a los campos ilusorios sabuesos
Que pasaban aullando luz, luz, luz, luz, luz, luz...
Leopoldo Lugones