ORACIÓN PARA CLAMAR POR LOS OPRIMIDOS
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¡Oh! Dios de las parábolas
tatuadas en la verde hoja desnuda,
en el dorado ovillo del gusano,
en la limpia mirada de los peces.
El más humilde canto
de la fe que renace en mis palabras
va hacia Ti como el fruto de mi angustia y mi gozo.
Hágase en mí tu voluntad
como la resina en los árboles,
el vellón en la piel de los corderos,
el rocío en la yerba de los valles.
Hágase en mí la voz
de tu grandeza eterna, iluminada,
para entonar los himnos que aún te quedan sobre la tierra.
Con la música de tus órganos celestiales
enséñame a clamar por los tristes del mundo.
Manuel Felipe Rugeles