XCV
LA INTRUSA
Aprieta más y tápeme tu abrazo;
que no me vea cuando llega y pasa
avizorando en torno de mi casa
por si prenderme puede con su lazo.
Deja que hunda mi frente en tu regazo
pues su mirada el corazón me arrasa
y si es la vida que me resta escasa,
que no lo sepa; no, ¡nada de plazo!
Engáñame; mis ojos con tus besos
cierra, tu corazón arrima al mío,
que sólo al recordarla hasta en los huesos
siento de la postrer congoja el frío;
así, igual que a un niño, sin excesos,
que de ellos se aprovecha a su albedrío.
De Astorga a Zamora, 9-XI-1910.
Miguel de Unamuno