IV
Y EL CHÓFER VOLVÍA LA CARA
En aquel taxis, aquella noche,
y en aquel parque, llorando como de verdad,
tu naricilla fría y mi barba rapada...
—¿recuerdas?— el chófer, curioso y rabioso.
volvía la cara de apache.
(Parque central de Nueva York,
cinco minutos cruzando la noche;
la pelirroja venal, llorando en mi hombro,
y, delante, la vacilación criminal del chófer).
José Moreno Villa