Somos los hijos de la Roca Madre,
La Roca excelsa. La prima, la omnipresente y la Verdad.
¡Divagad, fragmentos, escollos funestos, piedras infectadas,
arenas del desierto!
...y
¡Rodad cayendo, todas destruyendo canteras de mármol
y filones de acero!
¡inundad la cuenca,
oxidad la grava!
¡Y el viento, y el viento!
Remolinos secos, rojos, turbulentos.
Aquí llego, aquí vengo con velocidad de vertigo.
Atento contra minas secas, secas , secas y voy pudriendo.
Y no estoy, no soy el único,
No soy roca, soy un grano, un sedimento de arterias
Secas y escabrosas, al igual que todos. Y sigo rodando,
Y cayendo y al paso que caigo, sigo consumiendo,
Devastando,
Arrancando con el viento que es el medio.
Ayamonte 19-08-1998
Enrique Adrados Maestre