LÁGRIMA CUATRO
El mar abrió sus conchas
donde el sol vomita sus espumas de rabia
y una estrella copula su virginidad
con luces de agua silenciosa.
Se hace la penetración
en la casa desvestida de espejos;
ventanas maternales de luz,
difunto tendido sobre el suelo,
el blasfemo termina la ceremonia cargando el ataúd,
cadáver largo y frío sobre la copa de los árboles;
injertador de ramas en la casa,
hueco de manga ancha,
oculta electricidad de murciélagos,
prisión de ojos.
El tejado manda su agua,
los animales manchan sus alas
con el color de piel que se hincha de aire.
Trotador caballo de cascos,
los caracoles expulsan sus sueños,
gusano de seda,
castillo de fosas.
Francisco Azuela Espinoza