EN LOS PARQUES
En otoño era fácil darnos a la emoción
de deambular sin rumbo y disfrutar pisando
las hojas en los parques.
Fue antes de que supiéramos que sólo
caen las hojas
secas, envejecidas, amarillas y muertas,
como marchitas páginas.
Si fuésemos capaces aquí, en este
momento,
de sujetar las riendas y frenar el galope,
sin querer llegar nunca,
acariciando el suelo, el aire acariciándonos,
sin saber hacia dónde, sin pensar en el
cuándo,
sin final ni principio,
y en un girar continuo de palabras al viento,
cerrar todos los libros, quedarnos detenidos,
tender el alma al sol
tenue de los recuerdos que alguna vez quemaron
los labios y los ojos, y que ya sólo son
desorden de papeles.
Irene Sánchez Carrón