Me dejó abrazado a una duda
y con miles de versos en la boca
me quedé parado como una roca
cuando la conocí casi desnuda
Me cogió la mano y me dijo ven
me abrió una parcela del cielo
y nos reímos mirando al suelo
pobres aquellos allá donde estén
Como en una nube nos amamos
descendimos en múltiples destellos
aún creyéndonos que éramos los amos
Entonces súbito vinieron ellos
para que nuestro amor impidamos
nos separaron con sus atropellos.
Javier Pérez-Ayala Huertas