FLUIR
Cadencia
Dulce cadencia sin remanso.
Fría deidad
que guardas limpias mis condenas.
Sangre vieja
vieja sombra encapuchada.
Ilustre centinela que me llevas,
terca e incesable,
a algún lugar sin montañas.
Triunfante de mis horas
desvelas incólume mis suertes
y apelo inútil a tu indulto
traspasado de tu espina inmortal
señalando.
Nómada sin reino
abandonado a tu inclemencia
en tu polvo me desangro
y apenas tus señales
descifrando el curso de la vida
son recados
resabios de la noche
incitando
Ay ¡Cadencia!
dulce cadencia que nos hablas.
Sabré de ti
en las mañanas
recitar el verso de tus lacras
escalar los muros y montañas
marcar en mi
listones al alba.
Cadencia
dulce cadencia
soy tus alas
disfrazada de nostalgia
eres la mirada
el trepar de los instantes
enseñar que no hubo nada.
Joaquín Arespacochaga