OFRENDADO
A Oaxaca
El hombre arde, se calcina
Cultivando su dolor profundo
Incubando su rencor iracundo
Sin percatarse por donde camina
Pisando cráneos humeantes
Bajo el augurio fratricida
Tan lleno de ambiciones incesantes
En la eterna noche de luz mortecina
Ignorante de quién será el siguiente
Ofrendado en el altar de los sacrificios
Inmolado en la retórica de artificios
Para deglutirle en el banquete silente
Al que asiste como manjar
De los que carecen de cara
Entusiasmados por degustar
La carne por si misma sacrificada
El hombre arde, se calcina
Masificado entre los muertos
Bajo el engaño que domina
La oscuridad de estos tiempos
¡Padre Eterno, tan solos estamos!
A causa de nuestro alejamiento
Del Amor Divino que ignoramos
Y abortamos del pensamiento
Entrampados en el sofisma que alucina
Instaurar el poder superficial y efímero
Del hombre que arde, se calcina
En las banalidades del dinero
Mario Luis Altuzar Suárez