TAN SOLITARIO COMO TÚ

Dos y treinta de la madrugada. Ella duerme inclinada sobre su costado izquierdo. Protegiendo el corazón de malos presagios. Yo fumo en silencio. El humo dulzón se mezcla con las imágenes de una película con Eric Roberts haciendo de Eric Roberts. El sonido es bajo, casi inaudible. Un leve rumor que atraviesa la cortina de humo. Ella saca una pierna de entre los pliegues de las sábanas y acomoda la almohada. Por un momento su cabello roza mi brazo derecho. Un contacto efímero, pienso, como en los últimos tiempos. El faro ilumina sincronizadamente el ventanal. Me levantó. Corro la cortina. Miro el faro. Pareciera que se percatara de mi presencia y me ilumina por unos segundos. Pienso en un solitario barco en algún punto del negro mar iluminado parcialmente como yo. Pienso en un solitario hombre en un solitario barco en algún punto del negro mar fumando en la solitaria noche como yo. Y me vuelvo a la cama.