PLENILUNIO
La cabellera le cae con donaire hasta los hombros desnudos tierna
la combadura de su torso en mi torso
la aviparda que vuela entre los pinos cercanos desconoce territorios
de enredaderas y de piedras
zumba hasta el dominio de la almohada un abejorro que se pierde
entre las mieses
mis manos reconocen el relieve terso de tu carne
la redondez trasera
en ese atolondrado abalanzarse a la trinchera enemiga
sin ánimo de victoria
Esa húmeda profundidad de doncella inmaculada
disciplina al besamanos
para otra arremetida seminaria
semidormido semidiós lleno de tu fragancia te susurraré contento
mía la mujer que no era mía
con su erguida dorsalidad tu aún soñoliente cuerpo
se refrenda se contigua en mi calma
fruitiva mía
hermosa mía
te escuché gemir de madrugada
Sergio Badilla Castillo