UN CAMPO DE TULIPANES
Mira, en el norte, los amplios campos
que están arropados de mantos de nieve
para ver el espectáculo
radioso, largo y presente,
salpicado de botones rojos, amarillos, blancos.
Se alzan sobre tallos delgados y breves,
como si pequeños soldados
fuesen,
que levantan al espacio,
fusiles verdes,
de pétalos coronados.
Son pétalos largos, enhiestos, solemnes,
blancos, y amarillos, rojos y roseados.
Los blancos son como una fuente,
de candor, cuajados
de lindos laureles.
Los amarillos, rumores amplios
de una gran belleza vibrante, mas leve.
Los rojos y sonrosados,
que son un torrente,
semejan un bando
de bellas mujeres
con el rostro trémulo y ensangrentado,
con un ramillete
de rosas y nardos
coronando sus sienes
y los corazones muy apasionados.
Están florecidos como unos vergeles.
No me canso nunca de admirar el lago
de los tulipanes blancos y amarillos, róseos y rojos en sus
tallos verdes.
Zacarías Palacios