UNA NIÑA MENOS
A la vuelta de las viñas,
—cuando yo estuve en mi pueblo—
Dolores se quedó atrás,
sola con sus pensamientos.
Delante iban mis hermanas,
cantando, hablando, riendo...
y yo me acerqué a Dolores
y la contemplé en silencio.
No era ya la alegre niña
que me despidió con besos
y se dormía en mis brazos
fatigada de sus juegos...
Triste y muda la encontraba...
bajaba sus ojos negros...
y respeto me infundía
de su voluptuoso cuerpo.
Juntos por los olivares
caminamos mucho tiempo:
la soledad nos cercaba...
y la tarde iba cayendo.
—«Dolores, (le dije entonces)
¿cuántos años tienes?» — «Tengo
(me respondió avergonzada)
diez y seis años y medio».
Y volvimos a callar,
y salió el primer lucero,
y el canto de mis hermanas
sonaba lejos, muy lejos...
.............................................
Dolores no me amó entonces,
y quiso a otros hombres luego:
después estuvo casada:
hoy me aseguran que ha muerto.
Recuerdo que un día me dijo:
«tú me miraste el primero,
y desde aquella mirada
existió una niña menos».
1857
Pedro Antonio de Alarcón