EVA
Lucas Cranach
Alhájame el deseo con tus manos,
cubre mi desnudez del velo de tus besos
y puéblame de frondas, de fuentes, del calor
de tu abrazo segando los estíos de mi sangre.
Anide en mis cabellos el celo de los pájaros
y sean alas los labios buscando en la caricia
la sombra que trae el sueño.
Atavía mi oído con tu palabra bronca,
tal lúbricos pendientes,
y que mi vientre crezca con tus hijos feroces,
jinetes arrasando inocencias y páramos,
y el crimen sea entre ellos como cizaña eterna.
Alcánzame granadas encendidas, o brasas
si me niegas tus frutas, y ése sea mi destierro.
Pero no tengas miedo de serpientes ni ángeles:
yo soy el Paraíso.
Pablo García Baena