LIQUEN 58
—Por mí...
—Por mí...
—Por mí...
gritaron todos
los caminos del mar.
(Los remos zanquilargos
aventaban lunas caídas
y meridianos de colores).
—Por mí...
—Por mí...
—Por mí...
volvieron a gritar.
(El silencio floreció
en un pairo de remos).
Las voces se pusieron a escuchar.
—¡Por mí!
La luna era todo el mar.
Pedro García Cabrera