GRANITOS DE ARENA
XXII
Vibrante como un toque de cornetas
se levanta en el sol la lejanía.
Y es un clarín de fuego todo el aire
y un grito de topacios las arcillas.
Violencia de la luz que se desmanda
en el pecho arenoso de tus iras.
Quien se acerque a tu foco meridiano
ha de llevar la noche en las pupilas.
Pedro García Cabrera